
Tiempo humano y tiempo tecnológico: reconectar con lo importante en tiempos de hiperconexión
En un nuevo episodio del programa mensual de la Fundación máshumano en Foro de los Recursos Humanos, emitido el pasado 5 de mayo, abordamos uno de los grandes dilemas de nuestro tiempo: cómo equilibrar el ritmo imparable del avance tecnológico con las necesidades reales de las personas y los tiempos que exige la vida humana.
Esta conversación da continuidad al encuentro organizado el pasado mes de abril por el Círculo de Ideación de la Fundación máshumano. En un mundo donde la aceleración es la norma y la conectividad constante parece inevitable este programa se propuso como un espacio necesario para detenernos, mirar alrededor y preguntarnos: ¿estamos al mando de nuestro tiempo o lo hemos delegado sin darnos cuenta? Para ello, contamos con voces expertas y comprometidas que aportaron perspectiva, profundidad y propuestas concretas: Fátima Álvarez, filósofa, experta en pensamiento crítico y ética, autora del libro "Por qué tomarse la empresa con filosofía"; Joan Clotet, humanista digital, asesor en talento y liderazgo, coach y comunicador; y Tomás Pereda, subdirector general de Fundación máshumano. Junto a Fran García Cabello, director de Foro RRHH, que condujo el programa.
Desde una mirada filosófica, Fátima Álvarez cuestionó la falsa neutralidad de la tecnología: “Es un tópico que la tecnología es neutral, que depende del uso que hagamos… Es una media verdad, y por tanto una mentira”. Según explicó, las tecnologías no son herramientas vacías, sino que incorporan valores —diseñados o no— que influyen en nuestra forma de percibir, actuar y relacionarnos. “Si no tenemos dominio sobre nuestra atención, si no sabemos sostenerla y dirigirla, somos cada vez más manipulables”, alertó, subrayando la importancia de recuperar el control sobre aquello que captamos y decidimos observar. Además, añadió que “lo interesante de entender que la tecnología no es neutral sino portadora de esos valores y disvalores (valores negativos) es que podemos tener una relación con ella desde el debate público y no solo desde nuestro uso individual. Es decir, como sociedad, nosotros también tenemos una voz de cómo esa tecnología impacta”.
Con relación a los riesgos de delegar en exceso en la inteligencia artificial y en las herramientas digitales, la experta advirtió que su uso creciente, especialmente de la IA generativa, puede debilitar habilidades cognitivas clave: “A mayor dependencia de la IA, menor capacidad para analizar información de forma independiente”. Algo donde el pensamiento crítico resulta clave, siendo conscientes de que requiere esfuerzo y coraje. También debe haberse desarrollado antes del uso de estas herramientas, no a través de ellas “para poder llegar a las pantallas con criterio”, algo especialmente preocupante en el caso de las nuevas generaciones.
Además, también apeló a la necesidad de que las empresas introduzcan pausas y espacios de reflexión que permitan discernir “entre lo urgente y lo importante”. Como bien señaló: “En lo importante es en lo que hay que pararse y dedicar tiempo, porque el tiempo que se dedique supondrá después tiempo ganado. Y eso exige que las personas tomen conciencia de lo que implican los tiempos que vivimos y que tengan voluntad de generar esos espacios de reflexión”. Eso sí, esta reflexión debe ser consciente y no hacerse de cualquier manera, porque “a reflexionar también se aprende”.
Por su parte, Joan Clotet compartió una visión complementaria desde el ámbito organizativo y humano. “La tecnología la hacemos con personas y para personas” por lo que debe estar a nuestro servicio y no al revés, haciendo que su despliegue y su uso se produzca a tiempo y se haga en foros diversos, comprometidos con las personas, con ética, transparencia y respeto a la dignidad”, recordó.
Tenemos la oportunidad de delegar más y mejor en la tecnología para poder disfrutar más y crecer como humanos, pero es necesario tomar conciencia del uso que hacemos del tiempo que la tecnología nos libera. Así, este experto reivindicó la necesidad de una “dieta digital” saludable, basada en decisiones conscientes sobre dónde ponemos nuestra atención. “Cada minuto que regalamos a intereses y algoritmos ajenos no volverá”, afirmó con claridad. Sin embargo, también destacó que a veces ni siquiera nos hemos planteado en qué usar el tiempo que ahorramos, añadiendo que “cuanto más claro tengamos el futuro queremos, tanto a nivel individual como colectivo, más abiertos y proactivos estaremos en liberar tiempo y dedicarlo a otras cosas, idealmente cosas “más humanas”.
En su intervención, Clotet habló asimismo de liderazgo humanista y de la urgencia de crear culturas laborales donde se valore la pausa, la reflexión y la escucha activa. Así, destacó que no se trata solo de correr, sino de saber para qué corremos. Y que es importante ser capaces de escoger el contexto en el que queremos trabajar, decidir cuándo pensar despacio y saber decir no cuando sea necesario. También habló de liderazgo, afirmando que “un líder humanista tiene que valorar el potencial humano y dedicar tiempo de calidad a las personas, preguntando y escuchando para saber si se sienten atendidas y cuidadas”.
Además, subrayó la importancia de hacernos preguntas incómodas dentro de las organizaciones y fomentar una conciencia compartida sobre el impacto real de la tecnología en nuestras relaciones y decisiones.
El programa también contó con el comentario habitual de Tomás Pereda, quien planteó una poderosa reflexión: “Todo se ha inventado para ir más deprisa. Pero la riqueza de información crea una pobreza de atención”. Frente a esta paradoja, Pereda rescató la necesidad de no perder de vista el valor de la presencia humana: “Cuando una persona necesita que la escuchemos, demanda nuestro tiempo. El tiempo que importa no obedece a la urgencia de los circuitos, sino a los ritmos de la vida”.
Este espacio de radio nos invita a repensar la idea de progreso, donde en las sociedades del bienestar cada vez se percibe un mayor malestar. Algo donde no se trata de ir contra la tecnología, sino de ponerla al servicio del bienestar porque, como se dijo en la despedida, “pensar con profundidad ya es un acto de liderazgo”. Y en ese liderazgo consciente, la atención, la pausa y el sentido vuelven a ocupar el lugar que nunca debieron perder.