
Atrapados en la prisa. La urgencia de reconciliar el tiempo humano con el avance tecnológico
En un mundo marcado por la aceleración tecnológica, la saturación informativa y la creciente digitalización, es urgente reflexionar sobre cómo está cambiando nuestra relación con el tiempo. ¿Qué espacio queda para la pausa, la atención plena o la conversación sin prisas? ¿Cómo podemos preservar la humanidad en un entorno cada vez más automatizado y veloz?
Con estas preguntas, Fundación máshumano inauguró oficialmente su Círculo de Ideación, un espacio pionero dedicado a generar pensamiento colectivo y promover un diálogo profundo sobre los grandes retos sociales, humanos y organizativos que plantea la era digital. La sesión inaugural, celebrada en Casa ISDIN, reunió a expertos de renombre del ámbito empresarial, filosófico y académico, quienes aportaron perspectivas complementarias para abordar uno de los desafíos más complejos de nuestra era: armonizar la lógica tecnológica con las necesidades esenciales del ser humano. Participaron: Áurea Benito, directora corporativa de Personas en ISDIN; Ricard Casas, director general de Personas y Cultura en ISS España; y Fátima Álvarez, filósofa experta en pensamiento crítico y ética. Junto a Santiago García, cofundador de Future for Work Institute; y Tomás Pereda, subdirector general de Fundación máshumano, ambos miembros del Círculo de Ideación de la Fundación.
La conversación se desarrolló en un momento en el que diversos estudios advierten sobre las consecuencias de la aceleración digital. El World Economic Forum (2024) sitúa la desinformación entre los principales riesgos globales. La American Psychological Association alerta del deterioro de la salud mental, especialmente en los más jóvenes, ligado al uso intensivo de dispositivos, y la Universidad de Stanford advierte sobre la fatiga digital provocada por la hiperconectividad, que afecta a la concentración, incrementa el agotamiento mental y reduce el rendimiento cognitivo. Frente a este escenario, los participantes abordaron esta tensión desde distintos ángulos: la fragmentación de la atención, el impacto de la inteligencia artificial en el trabajo, la desconexión emocional entre generaciones y la necesidad de construir entornos más conscientes en el uso de la tecnología.
La tensión entre dos tiempos: humano y tecnológico
La aceleración tecnológica plantea una brecha entre dos temporalidades distintas: la velocidad creciente de la tecnología y los ritmos más lentos, biológicos y emocionales del ser humano. Esta diferencia genera una tensión que puede poner en riesgo nuestra salud y bienestar si no se maneja conscientemente. Santiago García expresó esta complejidad señalando que “La aceleración derivada de la tecnología crece exponencialmente. Pero a la hora de relacionarnos con el tiempo estamos sujetos a una serie de necesidades emocionales. En esta tensión el desafío que se nos plantea más que nunca es cómo preservar la humanidad.” Así, la convivencia de dos tiempos con necesidades diferentes demanda atención y gestión para evitar que la presión tecnológica deshumanice nuestra experiencia vital.
El tiempo tecnológico y el tiempo humano
El tiempo tecnológico está dominado por la lógica de la eficiencia, la productividad y la inmediatez, sin necesidad de pausas ni descansos. Áurea Benito explicó que “La aceleración ha generado una paradoja: cuantas más herramientas tenemos para ahorrar tiempo, menos tiempo sentimos tener. La desconexión se convierte en un privilegio y la pausa, en un acto de resistencia.” Frente a este ritmo, el tiempo humano requiere espacios de lentitud, cuidado y presencia real para procesos que no admiten atajos, como la creatividad o la empatía. Áurea también señaló que “Vivimos en el tiempo tecnológico y en el tiempo humano y la gran diferencia es que el tiempo tecnológico no necesita parar y nosotros sí.” Para ella, “Lo contrario de la prisa no es la lentitud, sino tener tiempo,” un llamado a valorar la pausa y a construir una cultura que respete los ritmos humanos frente a la aceleración constante.
Hiperconectividad, sobrecarga y pérdida de atención
La omnipresencia digital ha provocado un entorno de hiperconectividad que fragmenta nuestra atención y dificulta la concentración sostenida. Tomás Pereda advirtió que “Estamos perdiendo el dominio de nuestra atención, decidir a qué la dirigimos. Y cuando uno pierde la atención, se convierte en una persona reactiva, no reflexiva.” Esta fragmentación impacta negativamente en nuestra autonomía mental y emocional, dificultando el pensamiento crítico y la reflexión profunda. Pereda subrayó la necesidad de crear entornos personales y laborales que promuevan el silencio, la concentración y la escucha consciente, incluso en escenarios remotos, para recuperar el control sobre nuestra atención y bienestar.
La juventud digital: riesgo y oportunidad
Aunque la juventud actual es familiar con la tecnología, esto no implica necesariamente madurez ni pensamiento crítico desarrollado. Ricard Casas destacó el creciente desequilibrio entre jóvenes que han logrado cultivar pensamiento crítico y aquellos que no: “Hay un gap cada vez más profundo entre los jóvenes que han sabido esforzarse y desarrollar pensamiento crítico y los que viven sin saber pensar.” Por su parte, Fátima Álvarez subrayó que “Debemos asumir que la tecnología no es neutra. Por eso hay una correlación entre delegar excesivamente en la inteligencia artificial y una merma de las capacidades cognitivas y críticas. Y el peligro es que en el momento que nosotros no pensamos, somos pensados.” Esto resalta la importancia de una educación que fomente la autonomía, la ética y el discernimiento para enfrentar los desafíos de un entorno digital saturado y algorítmico.
Tecnología y trabajo: recuperar lo humano
La automatización y la inteligencia artificial transforman el mundo laboral, desplazando tareas repetitivas y analíticas. Sin embargo, es fundamental preservar lo que nos hace humanos. Ricard Casas señaló que “La tecnología no debe sustituir lo humano, sino ayudarnos a ser más humanos.” Áurea Benito aportó una visión esperanzadora afirmando que “Tenemos una oportunidad de que el futuro sea tan humano como seamos capaces de diseñarlo.” Santiago García añadió que “Tenemos que ver esto como una oportunidad de aprovechar lo que esta tecnología nos ofrece y, al mismo tiempo, evitar caer en sus riesgos más extremos.” Finalmente, Tomás Pereda hizo un llamamiento a la responsabilidad compartida: “Las organizaciones deben estar atentas a la nueva era que estamos construyendo y ayudarnos a acercarnos a la tecnología de forma saludable para que pueda ser una buena compañera de viaje.” Estas ideas subrayan la importancia de diseñar trabajos y entornos que integren la tecnología sin perder la dignidad, el sentido y el valor humano.
Repensar el progreso: una mirada ética
La reflexión ética sobre el progreso tecnológico es clave para no perder de vista el bienestar humano. Fátima Álvarez advirtió: “Podemos y debemos poner de nuestra parte para generar hábitos para una relación más saludable con la tecnología y ser nosotros quienes la dirigimos. Pero no olvidemos el contexto del panorama general de un tipo de sociedad y de progreso que hemos creado nosotros donde ya es difícil frenar.” Su mensaje invita a cuestionar el modelo actual y a redefinir el progreso centrándolo en la preservación de la salud mental, el fortalecimiento de los vínculos y el cuidado de lo genuinamente valioso en la vida humana.
Claves para una integración saludable de la tecnología
Los expertos propusieron varias líneas de acción para construir una convivencia equilibrada entre el tiempo humano y el tecnológico: redefinir conscientemente la relación con la tecnología manteniendo el control humano; crear entornos que protejan la atención, la concentración y el tiempo de calidad; fomentar hábitos conscientes que incluyan pausas, silencio y reflexión para regenerar la salud cognitiva y emocional; asumir la responsabilidad colectiva de empresas, instituciones y gobiernos en la creación de un entorno digital más justo y humano; y repensar el concepto de progreso centrando el bienestar humano y social.
Conclusión: una invitación a la conciencia
Gestionar de forma diferenciada y equilibrada el tiempo humano y el tiempo tecnológico es una decisión profunda que define el tipo de sociedad y organizaciones que queremos construir. Áurea Benito sintetiza esta invitación diciendo: “Cada día podemos elegir: avanzar hacia una humanidad aumentada o quedarnos atrapados en una aceleración sin alma.” Este reto nos convoca a reflexionar y actuar para construir una convivencia consciente con la tecnología que preserve lo esencialmente humano.